El ego es una parte nuestra que empieza a decirnos que no somos una creación divina y perfecta, esa parte de Dios de la cual provenimos.
De hecho nos dice que sólo eres lo que tienes, se empieza con cosas como los juguetes para pasar a las cuentas corrientes y a las posesiones, en menos que canta un gallo, empezamos a identificarnos en base a nuestras posesiones, empezamos a creer en una serie de creencias que dicen que cuanto más tengo más valioso seré como persona, por lo tanto nos pasamos la vida cogiendo a los niños y sumergiéndolos en una cultura que enfatiza ese más.
Casi se convierte en un mantra del EGO, tienes que poseer más, cuanto más tienes, más consciente eres de que la gente va a tratar de arrebatarte las cosas, y más te obcecas en protegerlas y en cómo poder conseguir muchas más.
Pero el dilema es que si eres lo que tienes y, las posesiones desaparecen, lo que eres también desaparece en el proceso.
La segunda característica del ego es que no sólo soy lo que tengo, también soy lo que hago.
Lo que hago se convierte en eso que llamamos look, y en este caótico mundo que cree que es lo que se hace, nos consumimos pensando que la idea del éxito del valor y de la valía se basa en cuantas cosas llegamos a conseguir.
Por lo tanto tengo que ganar más dinero, tengo que ascender, tengo que competir con todo aquel que quiera arrebatarme lo que yo tengo. Esto se nos enseña una y otra vez.
A los jóvenes se les enseña por ejemplo en la práctica del atletismo, somos lo más importante, somos los numero uno, somos mejores que el resto.
Nos vemos constantemente en esta noción competitiva de creer que el mundo está diseñado para la competición, eso es lo que dice el ego.
La tercera característica es la idea de lo que otros piensan de mí, soy mi reputación.
Esto es muy importante entre los jóvenes a los que se les enseña que tienen que vestirse según el gusto de los otros y que si no les gusta tienes un problema, si esto te tortura serás distinto cada vez que salgas.
Esto es bastante destacable entre las mujeres. En nuestra cultura y sociedad a menudo se enseña que las mujeres sólo pueden realizarse en sus relaciones familiares, ya sea como hijas, ya sea como madres, ya sea como abuelas; y aunque en estos aspectos sean muy importantes y creativas en la vida de cualquier mujer, si esa es su decisión, no es necesariamente la única opción, muchas mujeres sienten la vocación de lograr algo grande, de poder hacer una gran contribución, pero con frecuencia lo dejan de lado.
Así que, desde aquí, animo a las mujeres que no desoigan esa llamada, no desoigáis esa parte que os dice que estáis aquí para crear algo poderoso, porque no solo tenéis la capacidad para hacerlo, sino también el derecho de hacerlo igual que el resto.
Otras partes del ego que se refieren a la separación, el ego tiene un sistema de creencias muy resistente, dice que la persona está separada del resto, además otra característica del ego no enseña que también estoy separado de todo lo que echo en falta en la vida, de todas la cosas que me gustaría tener.
Finalmente el ego nos enseña el error más mayúsculo de todos, que estamos separados de Dios.
Y una de las cosas más simples que se aprenden en el atardecer de la vida cuando pasas a la fase del sentido de la vida, es darte cuenta que provienes de una fuente, podemos llamarla Dios, Tao, no importa cómo la llamemos, esa fuente está en todas partes, no hay ningún lugar donde no esté, tiene que ser así, porque lo crea todo, todo proviene de esa fuente.
Por lo tanto, está en mí, si está en todas partes, también está en mí, y si está en mi está claro que también tiene que estar en lo que siento que me falta en la vida.
Si entiendes esto, de algún modo ya estás en sintonía, en espíritu con todo lo que echas en falta en la vida y te gustaría tener. Sólo te queda buscar la manera de formar parte de ello, y ser consciente de que ya estás en sintonía y sólo Dios como ser superior...
En homenaje a WAYNE DYER, gran maestro en psicología fallecido en 2015 a la edad de 75 años. Recomendamos su obra y en especial el libro “Tus Zonas Erróneas” y su película también protagonizada por él mismo titulada “El Cambio” .
Amado Martínez