Comenzar un nuevo hábito exige un esfuerzo tremendo. Romper con las tendencias habituales ya sea por pensamientos de indecisión, impaciencia, miedo a la crítica o egoísmo, cuesta y mucho. Y es que incluso el nivel de esfuerzo que conlleve lo que queramos hacer es irrelevante. Da lo mismo que se trate de estudiar para un máster, como de tomar vitaminas cada mañana o ir a correr como en el vídeo anterior. Hace falta algo más que fuerza de voluntad. Es sólo cuando lo iniciamos cuando ya nuestra libertad adquiere límites insospechados.
Ya hemos roto, ahora sólo hay que continuar y no abandonar.
Para dirigir nuestras vidas hacia donde queremos es importante desarrollar hábitos enfocados en lograrlo, pues son el resultado de nuestras acciones diarias, por lo tanto definen cómo somos. Lo mismo ocurre en las empresas.
Los hábitos o manera de trabajar en cada entorno repercute en sus resultados.
Stephen Covey, construyó la relación de los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, donde describe la esencia de cada hábito y el resultado que se puede esperar al ponerlo en práctica. Según Covey, las personas que desarrollan estos 7 hábitos a nivel personal, constituyen la base para la efectividad organizacional:
1. El Hábito de la proactividad. Nos da la libertad para escoger aquello que nos gusta y queremos hacer de acuerdo con nuestros principios y valores.
2. Comenzar con un fin en mente, para enfocar nuestras acciones a lo que verdaderamente tiene sentido en nuestras vidas.
3. Poner primero lo primero, dedicarnos antes a lo importante que a lo urgente.
4. Pensar en ganar/ganar, en lo que quiero para mí y también para los demás.
5. Buscar comprender primero y después ser comprendido, con este hábito establecemos las relaciones humanas efectivas.
6. Sinergizar, para innovar e ir hacia delante trabajando en equipo.
7. Afilar la sierra, hábito para mejorar continuamente tanto física, mental como espiritualmente.