Trabajando nuestra voz: La dicción
Cuando vemos a este hombre y sabemos que su designio es el de rey, lo primero que pensamos es ¡Pobre hombre! ¡Cómo lo va a hacer! ¡Qué pongan a otro que éste desespera!
Los problemas que tenía para expresarse, ya fuera de cara a un amplio público o en el tú a tú, eran muy graves.
Catalogamos una voz sucia o confusa cuando la dicción es incorrecta.
Esto se produce porque durante el proceso de fonación existen obstáculos que impiden el funcionamiento normal de los órganos que producen los sonidos consonánticos.
Los efectos de una mala dicción son por ejemplo el tartamudeo, el hablar entrecortado, comerse letras, sílabas o palabras, marcar demasiado la erre, silvar la ese, cuando se produce un exceso o defecto en la salivación,…
Algunas imperfecciones en la dicción, pueden justificarse por una razón ambiental, pueden ser características de una región, de una sociedad determinada. También pueden deberse inclusive a algún defecto fisiológico. Sin embargo, la gran mayoría son debidas a impostaciones individuales erróneas que tienen que ver con la psicología de cada uno. Para corregir estos defectos hemos de resolver las posibles inseguridades y problemas internos que tengamos; así como trabajar la palabra: la voz y el lenguaje.
Relacionado con lo segundo, en la película se muestran ejercicios como enunciar trabalenguas, ejercicios físicos que fortalezcan el diafragma, aprender a respirar correctamente para que salga la voz con todo su volumen. Más cómodo que meternos un puñado de piedras como hacía Demóstenes, introducimos un lápiz en la boca lo que nos ayudará a vocalizar todas las sílabas.
Ligando voz y carácter ¿qué nos indica entonces una dicción sucia con defectos de pronunciación evidentes?
Es el reflejo de personas inquietas e inseguras, puede que hasta irracionales, con dificultades en las relaciones. Con complejo de inferioridad. A veces con reacciones excesivas e incluso agresivas, signo de compensación por su falta de liderazgo. Define muy bien el carácter de nuestro protagonista, ¿verdad?
Si tenemos problemas parecidos a nuestro personaje, conocernos a nosotros mismos y trabajar los elementos expuestos son fundamentales para conseguir una dicción limpia, sin defectos de pronunciación. Y será reflejo de que somos personas sin complejos, equilibradas y maduras. Generalmente sinceras, objetivas y autosuficientes.